31 dic 2012

El hombre como causa de extinción del hombre

Veo a la gente. Veo a la gente aniquilándose a sí misma, desde joven. La sociedad les enseña que una persona debe ir matando a su ser poco a poco, momento a momento. Matando con decisiones, matando con elecciones, matando con formas de vivir. No sólo les enseña eso de una manera implícita en el sólo hecho de mantener un espacio ocupado de la manada, sino también en que no se piense en esa razón a la hora de revisar los males que se ciernen sobre su existencia.
"El hombre es el lobo del hombre" dice la trillada frase de Hobbes, y ciertamente lo es, pero no en el sentido del egoísmo, sino más bien en las formas y elecciones que se toman atentando con nuestra propia salud. Yo ser humano soy mi propio lobo y soy lobo para el resto, pero en general soy más nocivo para mi que para el resto por mi control sobre mi, y mi control sobre mis emociones y todo aquello que no conocemos de nuestro ser.
Es un virus que es muy complicado de sacar, es nuestro mal hábito aprendido en la vida de autodestrucción. Todos desarrollamos en silencio esta habilidad de destruirnos a nosotros mismos. Conocido es, por no decir aburrido y rutinario, escuchar de gente que muere de paros cardíacos, ACV's, cáncer, etc. Todos generados por nuestras pequeñas decisiones cotidianas, por nuestro instinto "auto-asesino" que planea nuestra muerte con virtuosa paciencia.
Es todo lo que quiero compartir por hoy, sólo el hilo de pensamiento, sin soluciones mágicas de autoayuda, soy sólo otro padeciente más notando algo que no notamos a menudo.

13 jun 2012

Algo que contar..

Vivo pensando, pienso en silencio mientras siento lo que antes sufrí,
lo que antes soñé, que se transformó en realidad y en carne,
se tranformó en un sinfín de respiraciones agitadas,
de momentos quebrados por voluntades.
Pero ese sufrimiento ya se vuelve cicatriz,
se vuelve un polvoriento recuerdo,
se filtra como experiencia de vida y de alma,
se muestra como parte de la armadura que se va formando,
como parte de la misma tierra cultivada que florece.
Ya no siento miedo, no siento rencor, no siento frío, sólo ilusión
y sólo caricias de algo que quizás empiezo a vibrar en mi sien y en mi ser,
algo que me convierte otra vez en una criatura vulnerable, sumida y sumergida en un entorno etéreo.
No somos más que seres buscando una caricia que nos fascine y complete...