Amanece la luna sedienta de sol,
permanece sin bruma pero en sí abrumada
porque ya no quiere sentirse luna,
ya quiere su cara mojada lejos del cielo
La ven los pájaros que se esconde a llorar
entre las sombras de copas de ombúes viejos
ella responde a los alaridos de la tormenta
con gritos de esperanza en su inmensa distancia
La fe no pierde de que la Tierra la abrace
en sueños permite achicar ese lazo
eterno, necesario, imposible de cortar
porque es el amor a la humanidad.. el que le prohíbe arrimarse al mar.