Bosquejó su amor en unos pocos trazos,
Amenazó tímidamente con destruir su arte,
pero lo amaba demasiado como para convertirlo en pasado,
quiso sentir lo que sentía aquel pájaro que cantaba en su ventana,
comprendió su canto como danzando en su sentimiento,
no paró su mano de señalar detalles en el papel,
siguió dibujando el momento ilusorio en el que se encontraba con ella,
el hermoso fruto de su mente,
el preciado rostro salvador de su alienada existencia,
volvió a escuchar el susurro cantor,
volvió a correr hacia la ventana en busca del mensaje completo de esa sinfonía,
volvió a querer perseguirlo como loco,
pero a lo que se arrimó fue a volar sobre el vacío mismo.
Su ser ya se convirtió en tinta,
sus ojos están rellenos de grafito,
sus grandes objetivos ya forman parte de dibujos ajenos,
sus mejillas rosadas ahora son grises,
pero entre tanto gris, entre tanta soledad,
se ve como se juntan figuras enamoradas de muchachos bocetados
que no se separarán más, que no se sentirán más ajenos,
ya son ambos, creación y creador, partes del mismo bosquejo...